Mons. Ignacio Trejos Picado sirvió por casi tres décadas como obispo en nuestra querida Diócesis de San Isidro, siendo así muchos los que conocimos su temple y pasión con que nos evangelizó. Este querido obispo, hoy celebra sus 92 años de vida, razón por la cual, quisimos en Radio Sinaí 103.9 FM, recordar parte del mensaje que nos compartió en una entrevista que le realizamos en el año 2015 para el espacio radiofónico Yo te elegí.
Primero, recordemos que Monseñor Trejos nació el 31 de julio de 1928 en Guadalupe de Cartago, ingresó al Seminario un 8 de marzo tras estudiar en el Colegio San Luis Gonzaga, fue ordenado sacerdote también un 8 de marzo en Roma y, años más tarde, fue ordenado obispo el 8 de marzo de 1968, en la Basílica de Cartago. Es así, que tras la muerte de Mons. Delfín Quesada Castro, primer Obispo de San Isidro, es nombrado como titular de esta tierra del Sur.
Monseñor Trejos, recuerda aquel nombramiento como “una experiencia dura, era un campo de misión, apenas conocía el centro de San Isidro de El General…, una nueva realidad”; pero al mismo tiempo, nos cuenta que le llenaba de alegría: “me alegró mucho, puesto que Monseñor Delfín Quesada, había promovido a los delegados de la Palabra para ayuda del clero, y ese fue el primer campo de acción que tanto recuerdo y que agradezco”. Y agrega: “una nueva misión, como un campo desconocido pero lleno de sorpresas, porque vi que el Pueblo de Dios estaba sediento del Evangelio”.
En medio de toda esta realidad, especial recuerdo y afecto, existe en el corazón de este pastor y Obispo para el laicado, pues en ellos, según nos comenta, percibió que “el pueblo de Dios estaba dispuesto a esparcir la semilla del Evangelio; recuerdo que Monseñor Coto, tenía como catequistas en el centro a las maestras de religión, y entonces cuando renunció a la parroquia llegó el Padre Julio, y comenzó el Padre Alejandro como seminarista, quien tenía una vocación muy señalada hacia la catequesis. Les dije: abran los espacios de tal manera que en cada pueblo haya catequistas, y vino el gran entusiasmo, porque vieron lo que se estaba llevando en los pueblos a través de los delegados de la Palabra; y por eso pues, como sabemos, hoy es una Diócesis en donde la catequesis está muy bien organizada.”
Lo anterior, le hace recordar un hecho curioso y hasta jocoso, pero que quizá no podría pasar desapercibido para la historia diocesana. Al preguntarle en aquella ocasión, qué esperaba de los laicos, su respuesta nos sorprende: “¡Qué no esperaba! Recuerdo que en una oportunidad me visitó Monseñor Lajos Kada, Nuncio Apostólico, y viendo los delegados de la Palabra, viendo tan buena gente con tanta disposición; me miró, sonrió y me dijo: Monseñor, yo les impondría las manos a esos laicos. Yo no sé si era que quería que me destituyeran como Obispo, o que admiraba tanto ese ese ministerio”, relató Mons. Trejos con una jocosa sonrisa de satisfacción y admiración por el laicado.
Tal admiración, no restaba también el especial afecto que este pastor y padre guardaba y guarda por los sacerdotes, a ellos también dirigió una palabra en aquella oportunidad. “Una gratitud debo de expresar a todos los sacerdotes, tan esforzados en esos ambientes tan difíciles, pensemos en la Zona Sur, y ahí dan la talla”.
En este pequeño recorrido que hoy hacemos acerca de la vida de este pastor, no podemos olvidar que es un Obispo que sin duda marcó por su voz profética; consultado al respecto nos dijo que, “es el Señor el que da la fuerza, yo sabía que la Diócesis es muy pobre, y me dolía el corazón de ver todo lo que estaba sucediendo; podríamos decir que me extralimité en mis expresiones, y pido perdón a los diocesanos por el temple que tuve ahí tantas veces, si maltraté a más de uno, les pido perdón, ellos creo que interpretarán que era el amor que le tenía a la Diócesis como el pastor defendiendo a las ovejas de los lobos”. Y agregó: “tal vez recuerdas aquellas manifestaciones contra el narcotráfico o la lucha contra el Combo que logramos y después la perdimos con el TLC, aún después de emérito metí la cuchara contra el TLC, y pues ahora estamos sufriendo las consecuencias. Me da la razón la Encíclica Laudato Si del Papa Francisco: los pobres son una prioridad”.
Finalmente, en aquella ocasión, al cumpleañero de hoy, le pedimos un mensaje para la juventud, para esos jóvenes que quizá sienten el deseo de ser sacerdotes, pero aún no se han animado, a ellos, dijo: “si quieren ser sacerdote, que lo piensen y lo decidan ante el Crucificado; si alguno quiere ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, tome consigo la cruz y siga mis pasos ensangrentados. Y les digo también, que recuerden aquellas palabras de Jesús: no tengan miedo, yo he vencido al mundo”.
Querido Monseñor Trejos, no queda más que decirle a Dios: gracias por habernos concedido la gracia que por tantos años haya sido nuestro pastor; a usted: gracias por sus enseñanzas y sus palabras que siempre son una riqueza porque en ellas encontramos ánimo y claridad. Y hoy en su día de cumpleaños, que el Señor te bendiga y te conceda muchos años más. ¡Felicidades!