La Visita Pastoral realizada por Mons. Juan Miguel Castro Rojas a la Parroquia Nuestra Señora de la Cueva Santa en Santa María de Dota del 12 al 18 de febrero del 2024, constituye una oportunidad preciada de compartir fraterno y vida pastoral para el quinto obispo titular de San Isidro; por tanto, hacemos un recorrido por las principales actividades desarrolladas, las impresiones que éstas dejaron en la visión del prelado, retos pastorales y luces en pro de la evangelización.
Pueblo comprometido y servicial, consagrado a María:
Al iniciar la Visita en el contexto del cierre de las Fiestas Patronales, el prelado pudo constatar lo que considera es “una experiencia muy hermosa, me encontré realmente un equipo humano que está dispuesto siempre a colaborar en todo lo que esté al alcance y así me lo ha manifestado el Padre Enrique, un pueblo que estuvo en todo momento atento y disponible en la fiesta patronal para servir en las diferentes actividades. Es gente muy, pero muy comprometida”.
Así mismo, “por el hecho que la patrona de esta comunidad sea Nuestra Señora de la Cueva Santa, he encontrado una sensibilidad muy grande, un amor muy especial a la Virgen María, y en estos días, casi en todas las comunidades se consagraron personas sencillas a la Santísima Virgen, después de una etapa de formación […] Yo les hice ver que María tiene que ser el modelo a imitar, el modelo a seguir en todo momento, así como ellos se consagraban, que ella sea su guía en el caminar” y en el servicio., precisó Mons. Juan Miguel.
Tierra de hombres y mujeres labradores del campo:
Su ímpetu y entrega se pueden constatar en todos los campos de la vida, “los felicité realmente porque es extraordinario todo lo que ellos hacen, en todo lo que trabajan, en todo lo que siembran, cómo han llegado a tener un centenar de micro-beneficios, según me hablaron; eso, ha hecho que reciban más beneficios económicos, al trabajar y venderlo directamente. Por eso, le pedí a Dios al bendecir la tierra, los productos y la mano de obra que los ayudara mucho para que en el momento en que vendan los productos los reconocieran económicamente, pues es gente muy trabajadora, muy honesta, muy fiel y muy organizados. Quedé impresionado en esta visita con esas familias y con esas comunidades, gente muy sencilla, pero con un corazón grande, muy trabajadores. Visité muchas fincas y le di la bendición a muchas familias, definitivamente vale la pena atender a todos esos trabajadores”, recordó el prelado.
Parroquia con retos en todas las etapas de la vida:
Recibido constantemente en las diferentes comunidades por gran cantidad de niños, rescató su presencia y papel en la sociedad, “tuve esa gran oportunidad de estar con ellos, de decirles una palabra de esperanza, cuando fui a las escuelas también aproveché para animarlos a ser obedientes con sus educadores, con sus papás, etc. A los que trabajan con los niños, les hice ver la importancia de acercarse mucho a ellos y darles siempre una palabra de esperanza porque los niños son el futuro del mañana, de eso no hay duda, es necesario que nos comprometamos con ellos, ellos siempre tienen esa voz que los va a guiar en el camino. Me encantó muchísimo estar en contacto con los niños, hijos de Dios”, indicó el Obispo.
Mirando a la juventud, vislumbró un vasto campo vocacional; por eso, aprovechando el contexto de las Visitas Pastorales, se invitó a los jóvenes al encuentro vocacional, donde algunos de los miembros de la Pastoral Vocacional llegaron para compartir un momento de reflexión, “yo los motivé y compartí un rato con ellos, los invité a que algunos quisieran consagrarse a Dios y entregarle la vida, porque todos estamos llamados a captar vocaciones y animar a la comunidad parroquial a orar y colaborar con las vocaciones”.
Así mismo, poder visitar el Albergue para Ancianos de este cantón y, encontrarse con los adultos mayores es siempre un momento de gran humanidad, “lo primero que les dije a todo el equipo humano que trabaja ahí es el agradecimiento y bendición para ellos porque los atienden muy bien y se nota, la alimentación, la limpieza del lugar, el bañar a cada uno de ellos; eso, es una bendición. Mi reconocimiento porque es un servicio que prestan de gran responsabilidad y una misión muy linda, por supuesto que a uno le hace pensar el hecho que algunos de estos hermanos adultos mayores han estado abandonados en sus casas por los propios familiares, esto duele mucho. Ahí se convierten en una verdadera familia”, precisó.
Vida de pastoral activa y edificante:
“Tuve la gran oportunidad durante toda la semana de estar muy de cerca con la comunidad, con la parroquia, con el Padre Enrique; durante 27 años fui párroco y esta semana me hizo recordar la vida parroquial, todo lo que en la parroquia un sacerdote hace, confesar, celebrar la Eucaristía, visitar enfermos, ungirlos, bendecirlos, acompañar espiritualmente el Miércoles de Ceniza pues me tocó estar ahí y celebrar cuatro eucaristías. Me encantó muchísimo, eso es lo que un sacerdote siempre hace y fue lo que procuré hacer durante estos días. Lo disfruté plenamente y lo considero un verdadero regalo de Dios”, señaló Mons. Castro.
Otro de los momentos vividos fue el encuentro con los agentes de evangelización, “pude compartir con los agentes, realmente me gustó mucho, muchos agentes de pastoral llegaron, otros tantos no pudieron por el trabajo y otros compromisos; pero, al ver todo este equipo humano tan especial, catequistas, misioneros, ministros, etcétera, yo me decía: ¡Qué hermoso es una parroquia viva! Una parroquia que tiene evangelizadores, que se comprometen con la parroquia y que están siempre atentos para servir y para trabajar. Qué excelente que ellos como bautizados han entendido la misión de un bautizado, trabajar por el Reino de Dios. Gratitud por el servicio que realizan dentro de la parroquia”.
Este compromiso y dinamismo pastoral, le llevó también al encuentro con el Consejo Económico y el Consejo de Evangelización Parroquial a quienes también agradeció muchísimo por el trabajo que realizan en la parroquia, “por el apoyo que le dan al Padre Enrique que es el párroco, les animé a trabajar en equipo a trabajar juntos, a llevar adelante todos los trabajos que se realizan en la parroquia; venían terminando las fiestas patronales y realmente que se comprometieron muchísimo, agradezco muchísimo todo este servicio que prestan, toda esta entrega, toda esta ayuda. Recordé y motivé a seguir adelante, a llevar adelante una administración muy recta, muy honesta, muy fiel, siempre dispuestos a trabajar por ayudar a la parroquia”.
A modo de conclusión:
- “Agradecimiento profundo al Padre Enrique y a las Hermanas Inmaculatinas por ese trabajo que realizan en la parroquia, un trabajo de evangelización, de entrega y de servicio. Yo les agradezco muchísimo a este equipo que está al frente de la Parroquia Nuestra Señora de la Cueva Santa, evangelizando, dándose, gastándose y gastándose por el Reino de Dios”.
- “Qué bonito es encontrarse con personas siempre dispuestas a servir, los animé porque son servidores muy cercanos a la comunidad y están dispuestos a entregarse siempre. Son una hermosa parroquia con gente muy valiosa, que María Santísima los acompañe”.
- Finalmente, “resalto mucho la adoración eucarística presente en la comunidad parroquial, la experiencia de adoración perpetua, que bendición saber que la parroquia adora a Jesús, que muchas familias están ante Jesús las 24 horas los siete días de la semana; animo a los que aún no lo hacen para que lo hagan”.
Mons. Juan Miguel Castro Rojas, V Obispo de la Diócesis de San Isidro, concluyo esta Visita Pastoral, pidiendo el auxilio divino para este pueblo, “Dios los bendiga mucho y gracias por haberme permitido estar sirviendo y acercarme durante esta semana”.