El fin de semana pasado, se dio la clausura del Año Santo de la Misericordia en las diversas vicarías de nuestra Diócesis de San Isidro. Recientemente se informó por medio de la página web de la diócesis, la manera en que se desarrolló dicha clausura en la comunidad de Santa María de Dota, que pertenece a la vicaría de los Santos y en Catedral, que pertenece a la vicaría San Pío. Al igual que en estas dos anteriores, en la vicaría Pablo VI, San Francisco y San Juan Diego, también se vivió con gran gozo y esperanza el cierre de este bendecido año.
En la Parroquia de San Vito, que corresponde a la vicaría de Pablo VI, decenas de familias, apostolados e integrantes de los Cenáculos del Santo Rosario, participaron del Sacramento de la Reconciliación y compartieron la Santa Eucaristía presidida por el presbítero Óscar Navarro Hernández. Al concluir el Año Jubilar, el párroco de la comunidad envió un importante mensaje a los feligreses “no hay otra forma de ser cristianos que practicando pequeñas y grandes obras de Misericordia siempre”.
Por su parte, la Parroquia de Palmar Norte, perteneciente a la Vicaría San Francisco, congregó a toda la comunidad a vivir con gran gozo la Santa Eucaristía de clausura. En su homilía el diácono Jesús Rafael hizo alusión a los grandes dones recibidos en este año de la misericordia y cómo también esos dones debemos asumirlos y compartirlos con los demás. “Ciertamente se cierran las Puerta Santas, pero el corazón de Jesús sigue abierto para recibirnos, amarnos, mostrarnos su misericordia y bendecirnos con todos sus dones” indicó el diácono. Asimismo refiriéndose a Cristo Rey del universo les recordó cómo es el reinado de Cristo, “un reinado que es desde el servicio, y que se lleva a cabo desde la entrega generosa de Cristo que gobierna desde su Cruz y no desde un trono de oro” indicó.
La parroquia de Buenos Aires, en la vicaría de San Juan Diego realizó, como fue su característica durante todo el año, una peregrinación con los fieles de la comunidad, quienes caminaban con fe hacia la Puerta Santa de la Misericordia, y con motivo del culmen de este gran año. Luego de la peregrinación compartieron de la Santa Eucaristía en acción de gracias por tantas bendiciones recibidas y por el amor misericordioso que Dios nos muestra, a pesar de nuestros pecados.
Este ha sido un año de mucha alegría y bendición, y de manera maravillosa nuestro obispo nos lo ilustra: “¡Cuántas confesiones, imagínense! ¡Cuántas oraciones! ¡Cuántas peregrinaciones! ¡Cuántas veces se ha pasado por esa Puerta Santa! ¡Cuántas personas habrán vivido este año de manera muy intensa! Sería imposible recapitular todo eso, sólo Dios lo conoce y eso imaginarnos solamente nosotros aquí, multipliquemos eso por cualquier cantidad de diócesis en el mundo entero.”
En la zona Sur de nuestro país, la clausura del año de la misericordia se está viviendo de manera muy intensa, ante las difíciles condiciones climatológicas por las que se atraviesa en los últimos días. Los sacerdotes y comunidad en general de las parroquias de Ciudad Neily y Puerto Jiménez, se encuentran atendiendo a nuestros hermanos damnificados a causa de las inundaciones, que los han obligado a salir de sus casas. La situación es crítica y aunque las autoridades han decretado alerta amarilla, las condiciones son deplorables. Decenas de personas se encuentran incomunicadas, puentes inundados, derrumbes que obstruyen las carreteras y ponen en peligro la vida de quienes transitan por ellas, comunidades inundadas, entre otros factores que continúan afectando la zona. Todos estamos llamados a concluir este año de la mejor manera, practicando obras de misericordia y ayudando a nuestros hermanos, tanto en la zona Sur como en el Caribe, que sufren tras la pérdida de sus recursos materiales.