La Jornada Mundial de la Juventud del año 1989, que se llevó a cabo en España, tuvo un tinte especial y esque precisamente el Santo Padre San Juan Pablo II durante su homilía a los jóvenes prestó especial atención a las personas que sufren alguna enfermedad. Durante su mensaje el Papa mencionó: «en un tiempo, en el que se oculta la cruz, vosotros, aceptándola sois testimonio de que Jesucristo quiso abrazarla para nuestra salvación» y dirigiéndose a los enfermos mencionó «el sufrimiento es purificación para uno mismo y para los demás (…) Por esto, el sufrimiento capacita para la santidad, dado que encierra grandes posibilidades apostólicas y tiene un valor salvífico excepcional cuando va unido a los sufrimientos de Cristo. Es inconmensurable también la fuerza evangelizadora que posee el dolor indicó.
El Papa Juan Pablo II recordó que los enfermos también tienen una misión en medio de su realidad, «también los enfermos son enviados como obreros a su viña», porque «el peso que oprime los miembros del cuerpo y menoscaba la serenidad del alma, lejos de retraerles del trabajar en la viña , los llama a vivir su vocación humana y cristiana» y agregó «vosotros, ofreciendo al Señor vuestras limitadas fuerzas, sois la riqueza de la Iglesia (…) Con el dolor la vida se hace más hunda, más comprensiva, más humilde , más sincera, más solidaria, más generosa. En la enfermedad entendemos mejor que nuestra existencia es gratuita y que la salud es un inmenso don de Dios».