La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) es un encuentro de jóvenes de todo el mundo con el Santo Padre. Dichos encuentros se realizan cada tres o cuatro años en un país elegido por el Papa y anunciado al finalizar cada Jornada Mundial.
La segunda JMJ se realizó en Buenos Aires, Argentina, en el año 1987. En dicha ocasión San Juan Pablo II manifestó su preocupación ante las problemáticas de la humanidad: «(…) el problema de la humanidad que más me preocupa (…) pensar en los hombres que aún no conocen a Cristo, que no han descubierto la gran verdad del amor de Dios. Ver una humanidad que se aleja del Señor, que quiere crecer al margen de Dios o incluso negando su existencia. Una humanidad sin Padre, y por consiguiente, sin amor, huérfana y desorientada, capaz de seguir matando a los hombres que ya no considera como hermanos, y así preparar su propia autodestrucción y aniquilamiento» y ante su preocupación invitó a los jóvenes a «comprometeros hoy a ser apóstoles de una nueva evangelización para construir la civilización del amor (…) la medida de nuestro amor no podemos encontrarla sólo en la débil capacidad del corazón humano.
El Santo padre mirando a los miles de jóvenes reunidos en dicha jornada les hizo una invitación muy especial: «debemos amar con la medida del Corazón de Cristo, sino, nos quedaremos cortos para corresponder a su amor. Anunciad, pues, con empeño renovado, la fidelidad a Jesucristo (…) Tener presente que quien ama al Señor con todas sus fuerzas, quien dedica a Dios sus mejores afanes, nada pierde, al contrario lo adquiere todo (…) estad dispuestos a entregar cotidianamente la vida para transformar la historia» indicó.