Este domingo 15 de mayo, se celebró con gran alegría al santo patrono de nuestra Diócesis, San Isidro Labrador; la mañana soleada y cálida que nos regaló el Creador, sirvió de escenario para dar inicio a estas festividades con la celebración propia de la apertura de la Puerta Santa en la Catedral, acto seguido se tuvo la celebración eucarística, para terminar con el desfile y bendición de boyeros y maquinarias.
Mons. Juan Miguel durante la homilía, recordó: “podríamos caer en la desilusión y en la desesperanza en medio de un mundo en crisis, pero el Señor está en medio de nosotros, Él no nos abandona y es el motivo de nuestra inmensa alegría. Nuestra vida sido renovada, por ello en el Evangelio de hoy, somos llamados a algo radical y novedoso, les doy un mandamiento nuevo que se amen los unos a los otros como yo los he amado”.
“Cristo nos amó hasta dar la vida, por eso tiene sentido que el cristiano se consagre a dar la vida a favor de sus hermanos; así, seremos identificados como discípulos de Jesús, por nuestra apertura al amor de Dios, y por nuestra capacidad de compartir este amor cada día”, recalcó el prelado. Y agregó: “el amor auténtico es germen de vida cristiana, así se empieza a ser verdaderamente humano cuando nos abrimos al amor auténtico, y si es verdaderamente cristiano, seguiré amando en lo cotidiano. El amor es nuestra marca cristiana, nuestro símbolo y nuestra realización. Los cristianos estamos llamados a ser en medio del mundo, prueba del amor de Dios”.
San Isidro, es “aquel campesino pobre y sencillo, el amigo de Dios que cada día lo buscaba en la oración, en la celebración y en la adoración eucarística, en el servicio y en la caridad; de hecho, esa es la ruta de la santidad, amar a Dios y al prójimo. En la vida de San Isidro, se hace verdad lo que hemos escuchado en el Evangelio, vivió como discípulo de Cristo y anunció el Evangelio en comunión con Dios y amando a los hermanos”, predicó el Obispo Castro Rojas.
“Vivió en la vida ordinaria lo más extraordinario, saberse hijo de Dios y, por tanto, hermano de todos. Así, nos invita a redescubrir hoy la esencia de nuestra vida cristiana. San Isidro Labrador, no olvidemos, fue ante todo sembrador, no solo de la semilla del campo sino también de la semilla de la Palabra que labra y transforma la vida. San Isidro, nos ha dejado el ejemplo de una vida santa en medio de los quehaceres diarios de la jornada del trabajo, de la familia y del esfuerzo de la vida”, señaló Mons. Juan Miguel.
Al concluir la novena y el recorrido que Mons. Juan Miguel realizó durante estos días, al visitar y bendecir a nueve grupos de campesinos, a lo largo y ancho de la Diócesis, dijo: “he visto con ojos de fe y de pastor los grandes esfuerzos que las familias hacen cada día para salir adelante, cuánta esperanza y cuánta confianza en Dios, pero también he escuchado el grito dolido de nuestra gente, de nuestros campesinos, ante el deterioro de las condiciones sociales y económicas y ante las difíciles situaciones a las que se enfrentan; la situación social de la Zona Sur, no puede seguir caminando hacia el deterioro ante la mirada indiferente de tantos, deseo unirme al clamor de mis hermanos los trabajadores y campesinos de estas tierras, y pedir que respondamos con planes y acciones reales para resolver las difíciles situaciones de nuestra gente”.
“Es hora de que juntos nos replantiemos un nuevo renacer de la Zona Sur, pedimos el apoyo que corresponde a las instituciones del gobierno y también del sector privado, a las familias y a cada uno, es de una u otra manera que debemos contribuir al desarrollo de esta hermosa región, que muchos años se ha sentido abandonada y olvidada por muchos. Soñamos con mejores condiciones para un desarrollo integral, sostenible y humano, donde cada persona y familia puedan realizarse y contar con condiciones dignas de vida”, puntualizó con vehemencia el Obispo de San Isidro.
“Tenemos muchos motivos para celebrar, pero también muchos retos a los que debemos dar respuesta hoy mismo, no podemos seguir dejando atrás las grandes brechas y dificultades que por décadas nadie ha sabido dar respuesta en nuestras comunidades; precisamente, este Año Jubilar de San Isidro será la hermosa ocasión para despertar y madurar nuestra fe”.
Y como ya dijimos, tras la bendición de boyeros, en el contexto de las actividades preparadas por Catedral en su fiesta patronal, Mons. Juan Miguel Castro viajó hasta la hermana parroquia de San Ramón Sur, donde la familia Navarro le recibió en el trapiche, y junto a un buen número de vecinos, en medio de música y un ambiente de fiesta, compartió parte de la tarea, en el ambiente campesino con el olor a dulce, ganado y caña.