El sexto día de la novena en honor a San Isidro Labrador estuvo marcado por la visita a las instituciones de bien social y servicios de la comunidad, ubicadas en el territorio de la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes en Barrio Lourdes de Pérez Zeledón, iniciando con la visita al Hogar Madre del Redentor, centro de atención de niñas en riesgo social que está a cargo de las Hermanas de la Asunción, y que en la actualidad, atiende 31 niñas ofreciéndoles hospedaje, alimentación, formación, estudio y atención integral de salud.
Dirigidos al Hogar de Ancianos Mons. Delfín Quesada Castro, el obispo Castro Rojas recorrió los distintos salones saludando a los presentes y compartiendo con ellos anécdotas e historias de vida, ahí encontramos historias de amor, de superación y esperanza. En este Hogar, un equipo de valientes y humanos hermanos, atienden 76 adultos mayores, ubicados en diferentes áreas según su condición de salud y atenciones requeridas.
Con la visita al SINAC, conocimos cómo el objetivo de esta institución es conservar junto a la sociedad civil todos los recursos naturales administrando las áreas de conservación, que en este caso, arranca en la zona del Cerro de la Muerte y a taca hasta la frontera con Panamá, región privilegiada conocida como la gran fábrica de agua; sobrada razón, que el nombre Chirripó en su raíz indígena haga referencia a las aguas eternas.
Entre los muchos galardones o consideraciones especiales que ostenta esta zona, podemos señalar que, ha sido declarado sitio de patrimonio mundial para la humanidad, de ahí que cada persona, cada ecosistema, cada animal y cada planta importa; y por ello, todos debemos ser centinelas de un lugar que es maravilloso.
Recibido por la directora del centro de estudios, el Obispo tuvo la oportunidad de saludar y dialogar brevemente con algunos de los estudiantes del CTP de San Isidro, institución que acompaña y forma estudiantes en diversas especialidades técnicas, entre ellas: electromecánica, secretariado, diseño gráfico, turismo, alimentos y bebidas, operador de empresas y alojamiento, contabilidad, mercadeo, informática, mecánica de precisión, entre otras. Durante la visita, el obispo dijo a los estudiante: «jóvenes, nuestra vida sin Dios no tiene sentido, pido a Él les de la sabiduría necesaria y las fuerzas para que en esta institución al recibir las mejores cosas puedan aprovecharlas a futuro».
Posteriormente, el Obispo visitó las instalaciones de la sede de la Universidad Estatal a Distancia, Institución Benemérita de la Educación y la Cultura. En este centro de educación a distancia, el Obispo compartió con el administrador de la sede el cual le comentó acerca de la variedad de carreras que la universidad ofrece y de los programas de exoneración total para privados de libertad y población indígena, asimismo dio a conocer el beneficio que han obtenido los estudiantes posterior a la pandemia de realizar sus estudios de manera virtual.
Cercano el medio día, la comitiva se dirigió al Centro Don Bosco, casa salesiana donde se compartió el almuerzo y donde se realiza un acompañamiento especial a la juventud, pues según precisó el P. Jean Paul Betancur, los domingos es un día juvenil, donde casi tres centenares de personas se acercan para encontrarse con el Señor por medio de la atención pastoral que promueven mediante ENE, EPRE, EJE, ESCOGE y EPAE qué son grupos según la edad, además de las experiencias de salesianos cooperadores y próximamente Pastoral Universitaria.
Por la tarde, se visitaron las oficinas regionales del PANI, lugar de se reflexionó de la importancia de tomar conciencia como sociedad que la niñez es responsabilidad de todos; así mismo, durante el diálogo sostenido con las autoridades de dicho centro, manifestaron que en este trabajo hay muchos momentos duros que marcan el corazón, así como la alegría de cuando se viven procesos de adopción.
Por la tarde, Mons. Juan Miguel Castro Rojas visitó las instalaciones de la Fuerza Pública y del Tránsito, cuerpos policiales que ejercen su servicio en la zona muchas veces con poco recurso humano y técnico pero con gran disponibilidad de servicio.
En el Hogar Betania, el lugar de la caricia de Dios, Mons. Juan Miguel saludó y bendijo a todos los que ahí habitan, pasando por las camas donde muchos de ellos se encontraban debido a su deteriorada condición de salud; la visita sirvió también para animar al equipo profesional de atención, quienes ejercen una verdadera misión de servicio y amor.
Finalmente, en las instalaciones de los Bomberos se celebró la Eucaristía, donde el obispo refiriéndose a las instituciones de servicio, énfasis de este día, dijo: «hemos visto cómo a través de los años, en nuestra Diócesis, hemos tenido instituciones de servicio social, tanto públicas como privadas que han dejado una excelente huella en nuestros pueblos y promovido el desarrollo de proyectos comunales para llenar las necesidades básicas de nuestra población, como son las Asadas, las direcciones regionales de las diferentes dependencias del poder ejecutivo, organizaciones no gubernamentales, entidades bancarias, cooperativas, universidades privadas, Benemérito Cuerpo de Bomberos y otras que son los motores del desarrollo social […] pero también hemos palpado cómo la negligencia ha invadido las oficinas del gobierno en perjuicio de las necesidades básicas de muchos de nuestros hermanos en áreas como la salud, la educación y la vivienda».
Y como Iglesia solidaria, Mons. Juan Miguel añadió: «una Iglesia solidaria es aquella que ora por las necesidades de sus fieles y del mundo entero; es aquella cercana al hermano, sin importar su procedencia o condición; es aquella voz de los que no tienen voz para denunciar las injusticias y proclamar la verdad del ser humano a la luz del Evangelio de Jesús; es aquella que acompaña en las situaciones adversas del que sufre y padece de soledad y abandono; es aquella que se alegra en la bonanza y prosperidad de su hijos, en fin, es aquella que está de la mano de quienes se acercan con sincero corazón como cuando los polluelos buscan a su madre».