Este jueves 11 de abril, Mons. Juan Miguel Castro Rojas continúo con la visita pastoral a la Parroquia San Pablo Apóstol en León Cortés, visitando las comunidades de San Francisco y Santa Juana, además del centro parroquial, todo en un clima eucarístico propio del día jueves, pero de manera especial por encontrarse en la parroquia costarricense que ostenta ser la primera en tener experiencia de adoración eucarística perpetua.
Cuenta la historia que, gracias a la experiencia vivida en el año 2006 por el P. Joaquín Calderón Vargas, sacerdote de nuestra diócesis, esta vivencia eucarística se ha podido desarrollar en la zona, “al irme para Francia, estuve en el Monasterio y también estuve en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús en París, Basílica dedicada a la adoración perpetua. Esta experiencia que tuve de vida monástica más la vida en la ciudad, vida de adoración perpetua me dio la inquietud grande de cómo hacer para que en las comunidades de la parroquia se viviera la intimidad con Cristo, y con la presencia viva suya, gozarnos y beneficiarnos en nuestra parroquia”, recordó el P. Calderón al ser consultado por Radio Sinaí.
“En el 2007 fui enviado a San Pablo y, por la inquietud que traía de hacer algo, tuve la gracia de Dios de contactar a Gilberto Rodríguez, misionero nicaragüense encargado en Centroamérica de animar esta adoración perpetua; así, él nos ayudó dando catequesis domingo a domingo durante el año 2008 y preparando la adoración para el 2009”, precisó el ahora sacerdote ermitaño Calderón. Fue así, como en el contexto del 2008-2009, al celebrar la Iglesia el Año Paulino, la Parroquia de San Pablo vivió muchas actividades espirituales y como clausura instauró la adoración perpetua.
Conocida la historia de esta especial dimensión pastoral, Mons. Juan Miguel viajó la mañana de este jueves a la comunidad de San Francisco de León Cortés, momento que aprovechó para saludar a la gente que estaba en adoración eucarística, a quienes motivó invitándoles a seguir el ejemplo del santo patrono de la comunidad y de San Isidro Labrador, de los cuales aprendemos la “constancia que hay que tener siempre en la oración y en la Eucaristía, y les decía que nunca, ni la oración, ni la Eucaristía podrían ser pérdida de tiempo, todo lo contrario. Ejemplo de ello San Isidro Labrador que Dios siempre le ayudaba a realizar sus trabajos, Dios siempre estuvo con él para fortalecerlo en el trabajo diario”, precisó el prelado según comentó el P. Rodríguez León.
Posteriormente, el prelado Isidreño viajó a la comunidad de Santa Juana, “filial de las más alejadas de la parroquia, cuyos caminos ciertamente son bastante dificultosos por los guindos, pero la comunidad es verdaderamente hermosa, son gente que responde siempre a las Eucaristías”, comentó el P. William Rodríguez vicario parroquial. En esta comunidad, el Obispo presidió la Eucaristía y les habló de la perseverancia que hay que tener siempre y de la entrega a ejemplo de San Estanislao, fiesta litúrgica que se celebraba.
Finalmente, Mons. Castro tuvo un encuentro con los adoradores eucarísticos en San Pablo a quienes animó no solamente para que siguieran, sino que invitó a asumir más horas de adoración a la semana y a participar de la Santa Eucaristía, de tal manera que no solamente se contentaran con la misa del domingo, sino que también pudieran participar por lo menos una vez a la semana entre semana.