Con ocasión de esta visita a Puntarenas, Mons. Óscar Fernández Guillen obispo de la Diócesis de Puntarenas, compartió con nuestro director el Pbro. Elí Quirós, los grandes retos de su rebaño y con mirada confiada precisó las esperanzas en la fe y la respuesta del creyente.
No ocultó su gran preocupación de pastor, al conocer la cruel realidad económica en la que viven muchos de sus hermanos, realidad que describió como crítica. “Es preocupante la situación humana de la gente del Pacífico Central en cuanto a su condición económica, una pobreza muy fuerte y extendida, con toda la afección que eso tiene para la vida familiar y personal… Duele, cómo siendo una zona con un suelo y un mar tan rico, las familias no puedan gozar de un status económico mejor, y que los niños y jóvenes tengan una perspectiva diferente, teniendo sus familias una economía mejor para garantizar su estudio y futuro”, precisó en la entrevista concedida a Radio Sinaí.
Con claridad aseveró que señalar que las familias no tienen recurso o son simplemente pobres es poco comparado con el drama humanitario en que algunos viven, al respecto indicó: “la realidad es peor, porque en sectores importantes la pobreza es ya extrema, lo que ocurre es que quedan expuestas por esa pobreza excesiva, y caen como lazos del negocio de la droga, de la prostitución y de todo lo que va de la mano de este negocio, como lo es la trata de personas”. Esta misma pobreza provoca también, que en parte, se dé la desintegración familiar y la difícil convivencia pacífica y armónica de las familias; “en situaciones así, se va acrecentando la violencia y todo esto afecta la espiritualidad y la vivencia del Evangelio, esto en barriadas como la Gran Chacarita, el Roble, Barranca y Costa de Pájaros”, precisó Mons. Óscar.
Una palabra también preocupante, ocupó a Mons. Fernández al pensar en lo que llamó “el sector pescador”; indicó que éste es un importante sector para Puntarenas, pues son muchas las personas que viven del mar y concretamente de la pesca. “Estos han venido haciéndole frente en los últimos años a situaciones nuevas, como lo es la situación del Golfo colapsado, es tanto lo que se le saca que su fruto escasea, y de ahí la vedas que el gobierno tiene que hacer para que los animales del mar se reproduzcan; otra limitación que han tenido todos, y muy especialmente los pescadores pobres, son las nuevas indicaciones o normas, por ejemplo, los pescadores artesanales no tienen plata para acondicionar las embarcaciones; por otro lado, las organizaciones no gubernamentales que trabajan por la ecología, algunas son tan extremas que quieren proteger tanto el mar que no quieren que uno pesque un pescadito para comer… ; y culturalmente el sector pescador arrastra un problema de poca integración, cuesta que se pongan de acuerdo… Así, por los grandes problemas económicos, han quedado espuesto a la tentación del narcotráfico, otra realidad”, precisó el obispo con gran pesar.
Todo lo anterior, se agudiza cuando “el desarrollo es muy lento, casi no se da; fuentes de trabajo no llegan y esto es un problema que agrava la situación de pobreza y afecta a los jóvenes en su futuro y formación…. Ante esta situación humana, la venta de la droga cunde y se da la violencia estacionada, usando revolver y puñales, y es cuando ocurren los asesinatos, no todos los días, pero se dan”, lamentó el prelado.
Ante este panorama un tanto gris, con gran alegría Mons. Óscar precisó que la esperanza está en la misma gente, en las grandes luchas y en los esfuerzos heroicos que día a día se forjan en toda vocación eclesial; al respecto indicó: “hay gente buena, gente muy humana, gente con el Evangelio en el corazón y con la vocación de evangelización; familias que pasan bien, que han logrado tener un trabajo estable y también jóvenes que han logrado estudiar y ahí están, en la lucha difícil pero ahí están dando testimonio”.
En lo religioso se distinguen marcadamente tres dimensiones: “el sector más extendido y fuerte es el indiferente, no es que no sean religiosos, pero congregarse no lo hacen, es una indiferencia al llamado que se hace a la Iglesia, este sector es muy fuerte; el otro sector es el de las sectas que han proliferado, no es que tengan éxito, sino que le llegan sus grupitos y si los juntamos se hacen un número importante que muchas veces suman el mismo tamaño de los católicos; y el grupo de fieles católicos”. Sobre este tercer grupo, el obispo de Puntarenas cifra grandes esperanzas, y mira la Iglesia con renovado vigor: “cada parroquia tienen un cúmulo de fieles laicos muy importante, muchos con gran conciencia de vida cristiana y misión cristiana, muy integrados a la iglesia y de vida fraterna, algunos de muy buena formación y muy trabajadores en los distintos servicios, un número importante de catequistas, otros en la dimensión litúrgica, un importante número en la pastoral de los jóvenes, familias y matrimonios en la Pastoral Familiar y Social y otros en la colaboración administrativa…” Sin duda, hay esperanza.
“La labor que hacen las comunidades religiosas es encomiable, de orden fuertemente social y pastoral, hay hermanas a cargo de niñas en riesgo social, es un grupo numerosísimo que atienden consagradas día y noche, igual que el Hogar Monserrat que atiende los niños; esta labor de atención es prioritaria. En la Isla (Chira) están unas religiosas mexicanas haciendo una gran labor dichosamente, hacen un acto eclesial muy sensible a nivel eclesial y evangelizador”, preciso el obispo mientras se dibujaba en su rostro una dulce sonrisa de optimismo.
Especial palabra de gratitud tuvo Mons. Óscar hacia su presbiterio, a quien no dudó de calificar con palabras que salían de lo más profundo de su ser. “Los sacerdotes se parten el alma evangelizando, es un grupo limitado pero muy consagrado y abnegado, ahí están trabajando duro, algunos enfermos pero ahí están… Rogamos al Dueño de la mies que mande operarios, Dios escucha y tenemos la esperanza, porque Dios sigue mandando. Todos son muy comprometidos, y de los sacerdotes jóvenes estoy muy contento, están trabajando muy bonito, muy unidos con mucha sensibilidad pastoral, están en lo que tienen que estar”, precisó.
Finalmente, indicó que están trabajando en impulsar un Proyecto de Pastoral Diocesano, en donde ya cuentan con el objetivo y algunas orientaciones básicas, que se han elaborado escuchando a los agentes de pastoral y a los grupos presentes en la diócesis, basados en las grandes orientaciones que da Aparecida y el mismo Papa Francisco; al respecto, indicó que “queremos ir orientando la labor diocesana por un objetivo común, objetivo que va por la línea de crear comunidades eclesiales y evangelizadoras para que nuestros pueblos conozcan a Cristo y tengan la vida que Él nos ofrece, crear comunidades y fortalecer las que hay através del anuncio de Jesucristo”.