Con ocasión de la Visita Pastoral que Mons. Juan Miguel está realizando en Dota durante esta semana, recordamos cómo del 19 al 21 de junio del 2009, Mons. Guillermo Loría Garita realizó la I Visita Pastoral propiamente dicha, a la Parroquia Nuestra Señora de la Cueva Santa en Santa María de Dota, de la cual se tiene registro en los anales de la historia diocesana, dando inicio con un recibimiento a la altura de la carretera interamericana, por parte de los agentes de pastoral de la comunidad de San Gerardo, con quienes posteriormente se reunió y celebró la Eucaristía. Por la tarde, ya en el centro parroquial, se tuvo un encuentro-café con los adultos mayores, para luego celebrar la Eucaristía en el centro parroquial, contando con la presencia de todos los sacerdotes de la zona, ocasión que el prelado aprovechó para enviar un mensaje a todos los sacerdotes de la Diócesis con ocasión de la apertura del año de oración por la santificación de los sacerdotes promovido por el papa Benedicto XVI; aquella jornada, concluyó con otra misa en la comunidad de EL Llano y el compartir de la cena.
El segundo día de Visita, dio inicio con el rezo de los Laudes junto a las comunidades neocatecumenales de la parroquia, para luego abrir un espacio de diálogo con todos los agentes en el salón parroquial, encuentro que tenía por objetivo conocer un informe de sus labores y servicios. Por la tarde, el encuentro fue con las fuerzas vivas de la comunidad, entre las que destacó la presencia de miembros de la Municipalidad, las Asambleas de Dios, la Escuela Central, Cruz Roja y Asociación Pro Adulto Mayor). La jornada de aquel día concluye con la celebración de la Eucaristía en el centro parroquial y un agasajo al obispo con bailes típicos que realizan niños y jóvenes de la parroquia.
El tercer y último día de Visita Pastoral, inició igualmente con el rezo de los Laudes esta vez en la Capilla del Santísimo, para luego celebrar la Eucaristía en horas de la mañana en el centro parroquial antes de dirigirse a la comunidad de Copey donde se reunió con agentes de la comunidad que le exponen sus inquietudes y problemas; así mismo, tras la misa celebrada en esta comunidad se dirigió a la Cima donde también tras la celebración compartió un ágape.
Fruto de aquel encuentro, para el 21 de junio del 2009, Mons. Guillermo Loría Garita, III Obispo de San Isidro, entregó un informe con observaciones y recomendaciones, dicho escrito iniciaba con la cita del Documento de Aparecida: “La parroquia tiene, también, la hermosa ocasión de responder a las grandes necesidades de nuestros pueblos. Para ello, tiene que seguir el camino de Jesús y llegar a ser buena samaritana como Él. Cada parroquia debe llegar a concretar en signos solidarios su compromiso social en los diversos medios en que ella se mueve, con toda “la imaginación de la caridad”.
Seguidamente, el prelado decía: “nuestro reconocimiento muy sentido para los agentes de pastoral, ya sea Delegados, Catequistas, Pastoral Social y miembros de apostolados, misioneros todos. Doy fe de encontrar una parroquia dinámica y con un espíritu de trabajo. Felicito la labor del sacerdote. Usted, querido colaborador, está dando un buen signo de entrega y amor a la comunidad”. Y añadía: “vistos los informes que por escrito se me dio, más lo que pude escuchar, veo que el trabajo pastoral, al ser esta una parroquia pequeña, es favorable. Se están haciendo grandes esfuerzos por parte de todos los agentes de pastoral en las diferentes áreas de la evangelización, eso me da alegría”.
No obstante, el mismo prelado en su documento conclusivo, hacía ver aspectos que podían ser fortalecidos; y que hoy, 15 años después de aquella Visita, queremos recordar, al menos, algunos de ellos: “como lo indiqué en la homilía del “Lanzamiento de la Gran Misión Continental”, sugiero la integración del Consejo de Pastoral Parroquial, a fin de que cada parroquia cuente con el organismo que, junto a los sacerdotes, dinamice más e impulse la tarea pastoral. Nuestra Pastoral ha de ser misionera y de conjunto tal cual lo expresan las mismas orientaciones del Magisterio Latinoamericano. Es válido fortalecer los apostolados o servicios que no cuenten con la debida estructura, es decir su respectiva comisión parroquial que, a su vez tenga su vinculación con las instancias diocesanas. Conviene no descuidar el asumir el Plan Diocesano de Pastoral. Es necesario que todos los agentes lo conozcan y lo trabajen. Conviene que se continúe con el proceso de animación a todas las comunidades sobre todo las más débiles en su estructura física. Animar los esfuerzos por conseguir los agentes de Pastoral en las comunidades de manera particular en este tiempo de Misión continental”.
Por otro lado, “es conveniente no escatimar los recursos necesarios por implementar una sólida Pastoral Social que nos ayude a estar bien cerca de la aplicación de la justicia social según el Evangelio y la Doctrina de la Iglesia. No se debe de reducir la Pastoral Social solamente en un mero asistencialismo. Conviene que los Consejos de Pastoral se integren por representantes de los apostolados. A estos organismos hay que darles una atención preferencial como lo pide una de las opciones del Plan Diocesano de Pastoral. (ver PDP # 180 – 191)”.
“El Consejo de Pastoral Parroquial se debe de fortalecer con la participación del resto de apostolados pues solamente en la actualidad se integra por cuatro miembros […] En relación a los libros, se tiene que cuidar las firmas correspondientes en los respectivos libros […] Le solicito dar a la comunidad la respectiva información en lo que a la parte administrativa se refiere. Esta información ha de hacerse cada tres meses, además estar abierto a cualquier pregunta o sugerencia de alguien que desee hacerla. Infórmese a la comunidad de los ingresos y egresos económicos; sus procedencias y utilidades. Explíquesele a la comunidad el origen del dinero para la compra del vehículo y demás gastos como la pintura del templo y otros inmuebles”, se señala el documento.
“Con respecto a la formación, se nota que solo la catequesis tiene formación específica. Recuerde que la formación de los agentes es prioritaria y urge que se consolide la formación general para que la parroquia cuente con la Comisión de Formación. Esta comisión a su vez apoyará los procesos de formación de agentes d la parroquia”, recordaba también en aquella ocasión el prelado.
Finalmente, entre muchos otros señalamientos puntuales y muy de la época, en el informe sobresale los esfuerzos que en materia administrativa ya se realizaban, cuando se lee: “solicito se apoye a los responsables de las respectivas comunidades en la consecución de escrituras y planos de las propiedades de la Iglesia, de la misma manera, solicito el inventario de todas las comunidades, tanto en lo que a recursos pastorales se refiere como a recursos materiales. Consérvese en la parroquia dicho inventario que se ha de actualizar periódicamente”.