La mañana de este miércoles 6 de septiembre transcurría como una más para don Orlando Vargas vecino de la localidad conocida como Dora Obando, y para el Padre Elí Quirós que se había propuesto visitar los enfermos de esta filial en compañía de tres ministros, pero Dios había dispuesto todo para que Radio Sinaí pudiera nuevamente dibujar una sonrisa de esperanza por medio de la caridad construida entre esta gran familia de oyentes.
Muy temprano, llegamos a la humilde vivienda de don Orlando, un hombre de gran fe, que a como pudo, había lavado el piso de su más que humilde hogar para recibir a Jesús en los sacramentos; al tiempo que para mí, bastó dar unos primeros pasos dentro de aquel sencillísimo aposento para descubrir la necesidad que se respira, mi mirada no supo dónde detenerse, y absorto contemplaba…, en mi frustrado intento disimulado por guardar cada detalle a mi alrededor, fue así como observé colarse la luz mañanera del sol entre las incontables hendijas de aquellas paredes que parecían ceder en cualquier instante y pensaba cuánto frío se pasaría en una madrugada como la de hoy cuando la neblina aún estaba en el horizonte, de pronto una improvisada cama se dejaba ver entre un oscuro cuarto que parecía guardar mucho del dolor y del olvido del que pareciera ser casi siempre la fiel compañía del Sr. Vargas, unas cuantas tazas colgaban sostenidas por unos clavos vacías como signo de que ahí los alimentos muchas veces faltan para no decir que siempre…
En aquel escenario, divisé a don Orlando quien con una chancleta en un pie y en el otro nada, daba unos frágiles pasos hacia un humilde banco donde se sentaría para saludarnos con una gran sonrisa…; ahí mismo, le ofrecí los sacramentos de la Reconciliación y de la Unción de los Enfermos, y mientras él me contaba más historias que sólo Dios y yo guardamos, mi mirada descubría una bolsa con jeringas, signo de su dependencia a la insulina por el mismo bien de su salud…
Después de conversar un poco, y al consultar a quienes me acompañaban algo más sobre aquel caso en el mismo patio de la propiedad, no me quedaba la menor duda que estábamos ante un caso que requería no solo la ayuda económica o de alimentos sino aún mayor…; pero de momento, pensé en poder gestionar un diario por medio de Radio Sinaí 103.9 FM, el cual sería preparado mientras visitaba otros enfermos de la zona.
Con un poco más de sol, cercana ya las 8:30 am, Diany Monge y Jordan Loaiza de Radio Sinaí llegaron con los alimentos, regresamos hasta la improvisada casa que don Orlando alquila con su pobre pensión, y procedimos nuevamente a los saludos de rigor, quizá sorprendido un poco por la segunda visita del día, seguía sentado en el humilde banco, mirando el piso que ya se encontraba un poco más seco fruto del mismo sol que había hecho su trabajo al colarse entre aquellas latas gastadas por la corrosión, y mientras Jordan colocaba el significativo diario a sus pies, nuestra compañera Diany le dijo: “todo eso es suyo don Orlando, es comida que con una actividad de jóvenes Radio Sinaí ha logrado y queremos compartirla contigo, para que coma bien rico”.
Las lágrimas se hicieron presentes, don Orlando quiso decir quizá gracias, pero la voz no salió, su mano derecha cubrió su rostro mientras tímidamente intentaba contemplar aquella cantidad de alimentos que por muchos años jamás había visto…, aquel hombre muchas veces sólo tiene lo que él llama una sopa, una sopa sin verduras, es decir, muchas veces lo que almuerza es agua con sal… Así, a los pocos minutos nos fuimos, luego de mirar en su rostro una sonrisa, una sonrisa que decía gracias y unas palabras que confirmaban lo que su corazón sentía: “gracias, yo siempre rezaré por ustedes”.