Intensa jornada se ha vivido en el tercer día de la Visita Pastoral que realiza Mons. Juan Miguel Castro Rojas en la comunidad parroquial de Potrero Grande, parroquia ubicada al sur del país en territorio del cantón de Buenos Aires, y que particularmente hoy correspondió la gira en el Sector de Chánguena.
Luego del rezo de Laudes y el desayunó se viajó hasta el Liceo Rural de Chánguena donde se tuvo un primer encuentro con estudiantes y profesores, espacio en el que se compartió acerca del valor y la importancia del estudio, Mons. Castro recordó “la importancia de ser aplicados y pensar siempre en el futuro, no dejarse llevar por cosas que desvíen el camino, principalmente teniendo a Dios como centro de nuestras vidas, y así buscar una vocación que nos haga poder entregar la vida a Dios”, precisó.
Tras un refrigerio se visitó la empacadora de Frijoles Chánguena donde se bendijeron las instalaciones y le explicaron al prelado el funcionamiento de las máquinas que agitan los frijoles para lograr el proceso de limpieza y los distintos pasos que se realizan para finalmente llegar a la comercialización del producto; de dicho proceso, participó Mons. Castro cuando junto al grupo de mujeres que laboraban, escogió frijoles como parte de la experiencia. Ahí, monseñor recordó a los presentes la importancia de valorar el trabajo, trabajar con esmero y dedicación, tratando de llevar las cosas de la mejor manera, y pidiendo a Dios que bendiga el trabajo de cada día.
Posteriormente, en el salón comunal de la localidad se sostuvo un encuentro con los adultos mayores a quienes el Obispo saludó con profundo respeto y admiración, para luego compartirles un breve mensaje donde recordó “el valor del adulto mayor, la experiencia que tienen y la gran sabiduría que poseen para aconsejar, esto debido a que ya han vivido esos caminos, y por eso saben invitar a mantenernos en el camino recto que lleva a Dios”, precisó.
Luego de visitar la casa de la familia Campos en La Bonga donde se compartió el almuerzo, se tuvo un encuentro con los campesinos y ganaderos del sector y la parroquia en Quebrada Bonita; ahí, el obispo también dirigió unas palabras sobre la importancia de los campesinos para el mundo, “sin ellos no habría alimentos y sin ellos nadie podría vivir”, pero cómo nos cuesta como sistema creer esta realidad; también, se habló sobre “el valor del campesino y la necesidad de pedirle a Dios que cuide la cosechas”, puntualizó.
Finalmente, en esta comunidad de Quebrada Bonita el Obispo tuvo la oportunidad de celebrar el Santo Sacrificio de la Eucaristía, en el cual se presentaron variedad de dones producidos en la parroquia y por medio del cual se dio gracias a Dios por los productos y se pidió por mejores condiciones climatológicas; plegaria que fue escuchada por el Señor, sorprendiendo a propios y extraños con un fuerte y sostenido aguacero que cayó en dicho momento de la misa tras más de dos meses de sequía.