Acostumbrados al tradicional 14 de septiembre, cuando niños, adolescentes y jóvenes recorren las calles y carreteras de nuestro país con el fuego de la independencia, en esta ocasión seríamos testigos de una experiencia distinta, a través de un equipo de Radio Sinaí queríamos elevar una voz, una experiencia distinta que se forja en el Hogar Betania, un lugar que no puede ser desconocido, un lugar donde se respira el rostro de Jesús sufriente en la cruz, pero dónde también se dibuja de manera admirable la esperanza de la Resurrección, nuestra verdadera libertad.
Aquellos hombres y mujeres que lo dieron todo por su familia, por la comunidad y por el país, aquellos que nos enseñaron lo que es el don de la libertad, hoy mostraban alegría por la actividad que en su casa se realizaba y que venía a diluir un poco aquella mirada que parece gritarle a una sociedad ensordecida por el egoísmo y el narcisismo el olvido en que muchos le tenemos, porque ellos forjaron lo que hoy somos y en muchas ocasiones nosotros no hemos sabido recompensarles con nuestro cariño.
Muy de mañana, los buenos olores que proceden de la cocina del turno, empezaron a mezclarse con los bailes típicos que diferentes instituciones ofrecieron, bailes que llenaron de color, alegría y sonrisas aquellos rostros un tanto debilitados a causa de la edad y de la enfermedad.
La misma administradora de este Centro, Doña Francis, nos comento que «éste es un hogar y se requiere que todos absolutamente todos seamos capaces de unirnos para ser la familia de estos hermanos, somos la única familia que tienen, después de este hogar no hay más norte, aquí recibimos pacientes que están enfermos pero una vez recuperados no tienen a dónde ir, así que permanecerán aquí hasta que Dios los llame», precisó.
Pasado el medio día, dos residentes del Hogar Betania acompañados de tres colaboradores tomaron el fuego de la libertad en el sector de la pista y lo trasladaron hasta el Hogar, donde los demás residentes esperaban ansiosos este signo.