Con el calor característico de la hermosa tierra de Pejibaye, se desarrolló el segundo día de la novena en honor a San Isidro Labrador, en esta ocasión, la visita de Mons. Juan Miguel Castro Rojas nos llevó hasta los campos de frijol y a las plantas empacadoras, sin olvidar el encuentro con la calidez de un pueblo que labra la tierra con amor y fe, como lo hizo el santo que festejamos.
La jornada dio inicio en la finca de Fernando Henrichs en Guagaral, lugar donde se celebró el sacrificio eucarístico, momento que contó con la participación ferviente de un pueblo que tiene la mirada puesta en Dios. Testimonio de esto, nos da Don Rafael Ángel Camacho Umaña, delegado de la Palabra de la comunidad y productor de frijol, quien comentó a Radio Sinaí 103.9 FM, sentirse alegre de “contar con la bendición de Dios, para mí como delegado, como un hombre de fe, es rezar todos los días antes de iniciar esta labor y darle gracias a Dios por el don de la vida, para poder llevar a cabo el trabajo no solamente en la comunidad, en la evangelización, llevando la gente a la fe, sino también como trabajador del campo. Una cuestión importantísima para todos los agricultores, es que no podemos perder de vista lo primordial, una vez aporreábamos frijol y estaba rindiendo mucho, el chapulinista me dijo: ¿Qué haces vos que te rinde tanto? Y yo dije: rezar, rezando es que funciona, como San Isidro Labrador”, precisó.
Este delegado de Guagaral, nos contó que el frijol que producen dos veces al año, lo venden a la asociación, organismo que hace posible comercializarlo a un mejor precio, pues de lo contrario, sería aún más difícil poder competir en el mercado. “Se dan dos cosechas por año, se siembra la primera en abril para la inverniz que se cosecha a finales de julio y, la otra se siembra en octubre para estarla cosechando en enero; en sí, el cultivo de frijol son 3 meses desde el momento en que se siembra hasta la cosecha, es un cultivo que nos gusta mucho porque es una forma rápida de hacer dinero, y rápido también estamos comiendo frijoles”, indicó Camacho.
Como mirábamos ayer, también en el caso de este productor y de otros de la zona, la mano de obra contratada es nicaragüense, esto debido a que muchos jóvenes dejan su pueblo para irse a estudiar o trabajar en otros lugares, “la mayoría de la juventud no está con nosotros, esta generación de agricultores conserva muy pocos jóvenes acá, porque la mayoría de los jóvenes se van a estudiar y se van a conseguir trabajos en otras cosas que no sean agricultura, porque para ellos no es rentable; en el caso de nosotros, sea rentable o no, estamos aquí haciendo esto que tanto nos gusta, y que es una necesidad para nosotros, y es una necesidad para el país”, agregó Don Rafael Ángel.
Este clamor, tantas veces conocido, pero quizá no en el mismo número de ocasiones acogido por los responsables de las políticas y condiciones de mercado, sigue brotando como la voz del pueblo, porque “necesitamos por ejemplo que el gobierno tienda la mirada hacia la zona frijolera, a todas las zonas productoras, pero nosotros en el caso de los frijoles, sabemos que estamos alimentando gran parte de este país”, recordó con sano derecho Camacho Umaña. Y es que, las condiciones siguen siendo adversas, “nos afectan los altos precios de los insumos que necesitamos para la elaboración de este trabajo, ahorita estamos viendo cómo vamos a hacer porque el problema es serio, cuando el quintal de abono pasó de doce mil colones a más de cuarenta mil, ahora el galón de gasolina a mil colones el litro es muy difícil”, puntualizó el señor Camacho.
Por otra parte, en la comunidad de Veracruz, otra de las regiones que visitó este día Mons. Juan Miguel, también productora de frijol y en la que existe una de las asociaciones más grandes de la zona, Don Marco Tulio Mena Murillo, primer presidente de este organismo, comentó a Radio Sinaí 103.9 FM los esfuerzos que se hicieron hace algunos para lograr lo que hoy tienen, “no teníamos ni un cinco para empezar, nada, era luchar de una manera u otra, y a través de rifas y otras acciones se logró comprar el lote y luego con ayudas se lograron las instalaciones; fueron tiempos muy duros, sin internet, sin transporte, sin dinero, tiempo de mucho trabajo, trabajamos ad honorem, lo hacíamos por el pueblo, por los campesinos, sentimos al campesino en el corazón”, remembró con visible mezcla de sentimientos entre nostalgia y gratitud.
Al mirar lo que hoy se ha logrado, Don Marco Tulio no ocultó su asombro y júbilo, “para mí es un monstruo lo que hoy tenemos, jamás me lo imaginé cuándo iniciábamos, todo esto que se ha logrado es una maravilla, se ha logrado con mucho esfuerzo y con mucho empeño; la asociación se formó con pequeños grupos de productores, mirando la necesidad que teníamos de organizarnos para no vender al mejor postor que nos ofrecía primero buenos precios y luego los bajaban, así tratamos de establecer un mecanismo, mantener los precios desde que se comienza hasta que se termina, para que el productor no viviera con esa incertidumbre”, concretizó.
Don Roy Montenegro vicepresidente de ASOPRO Guagaral, explicó al señor Obispo y su comitiva, el proceso al que es sometido el frijol una vez que llega a las instalaciones, “primero se lleva al silo, luego a la secadora que son accionadas con fuego, luego se limpia y en otra máquina se escoge por un sistema de aire y peso, proceso que lleva más de 8 horas de trabajo”, precisó. La producción para este año, rondó los tres mil quinientos quintales, los cuales se venden a 43 mil colones, con un margen de dos mil quinientos colones para la operatividad de la misma asociación que cuenta con 80 productores.
Al final de este recorrido, el gozo por la presencia del Obispo que se desplazó por en medio de las fincas, sin temor al lodo característico de aquellos caminos, al sol o al calor, generó gratitud entre los productores: “es lo más grato que puede habernos pasado, que nos haya visitado es muy lindo”, dijo Don Ulises Campos; y para Don Rafael Ángel Camacho, “es una sorpresa para nosotros, jamás habíamos pensado que monseñor nos iba a visitar al campo, para nosotros ha sido algo impresionante, que ni siquiera el ministro de agricultura nos ha visitado nunca, mucho menos venir al campo; para nosotros, es algo muy grande”, sentenció.