Este domingo 7 de abril, en el contexto del Domingo in Albis, hemos vivido y celebrado a Jesús de la Divina Misericordia en nuestro Santuario Diocesano, como es ya costumbre, peregrinando desde el Liceo Unesco, así como de otros puntos, entre ellos Quebradas y Miravalles, manifestando la fe con adornos a la vera del camino, cánticos de júbilo, rezos de la coronilla y signos de absoluta confianza.
Durante los días previos, la comunidad de Morazán donde se ubica el Santuario, acogió a peregrinos de distintos lugares, quienes con sus Apostolados de la Misericordia dirigieron los rezos propios de la novena y celebraron junto a sacerdotes invitados de distintas partes de la Diócesis la Eucaristía respectiva.
Para esta ocasión, la homilía de la misa patronal estuvo a cargo del P. Elí Quirós López, actual Rector del Santuario quien, con la Palabra de Dios recordó las características propias de la comunidad eclesial que sigue a Jesús; al respecto precisó: “la comunidad cristiana ideal, que nace del Espíritu y del testimonio de los Apóstoles, en primer lugar, es una comunidad formada por personas muy diversas, pero que abrazan la misma fe y; en segundo lugar, es una comunidad de creyentes que tienen una misma fe, un corazón y una sola alma, no puede ser una comunidad donde cada uno empuja para su lado preocupándose en defender sólo sus intereses personales, tiene que ser una comunidad donde todos avanzamos en la misma dirección”.
Y continúo, “en tercer lugar, es una comunidad donde hay compartir y solidaridad, pues la comunión con Cristo resulta en la comunión de los cristianos entre sí, y esto tiene implicaciones prácticas, en términos concretos, implica la renuncia a cualquier tipo de egoísmo, de autosuficiencia, de encerrarse en sí mismo y una apertura de corazón al compartir, al don, al amor; y por último, es una comunidad que da testimonio, los apóstoles dieron testimonio con gran poder de la resurrección de Jesús”.
Llamados así a amar, debemos superar los miedos y las inseguridades, “los discípulos antes de que Jesús se les apareciera reflejan la inseguridad y el desamparo que sienten ante este mundo hostil que condenó a muerte a Jesús, pero de repente el mismo Jesús aparece en medio de ellos, el crucificado está vivo, la muerte no lo venció. Los discípulos ya no son huérfanos, ni están abandonados a la hostilidad del mundo, Jesús Resucitado es punto de referencia, factor de unidad, fuente de Vida. A partir de ahora, los discípulos de Jesús no tienen por qué vivir paralizados por el miedo”, recordó el Padre Quirós haciendo un insistente llamado a asumir la misión que Jesús nos encomienda.
Con valentía es preciso asumir la tarea porque Jesús ha vencido la muerte y todo aquello que nos ataba, Jesús al mostrar las manos y el costado a sus discípulos es “la prueba de su victoria sobre la muerte y el mal de los hombres, son la marca de su entrega a la muerte por obediencia al Padre y por amor a los hombres, son la identidad de Jesús, y es en estos signos de amor y de donación que la comunidad reconoce a Jesús vivo y presente en medio de ellos. La permanencia de estas marcas indica la permanencia del amor de Jesús. Él será siempre el Mesías que ama y de quien brotará el agua y la sangre que constituyen y nutren a la comunidad”, recordó el sacerdote.
Para terminar su intervención, volviendo la mirada a Tomás recordó la importancia de valorar la comunidad, la comunión, la unidad; “Tomás estaba fuera de la comunidad, y en lugar de integrarse y participar de la misma experiencia que los demás discípulos tuvieron en comunidad, pretende obtener para sí una demostración privada de Dios. Tomás representa a quienes viven encerrados en sí mismos, quienes están afuera, quienes ignoran el testimonio de la comunidad y que, por tanto, ni siquiera notan los signos de Vida Nueva que en ella se manifiestan. Pero, ocho días después, Tomás ya está nuevamente integrado en la comunidad, y es allí donde se encuentra a Jesús Resucitado, y esta experiencia es tan impactante que, del corazón entregado de Tomás, surge una extraordinaria declaración de fe, una de las más hermosas de toda la Sagrada Escritura: ¡Señor mío y Dios mío! También nosotros que estamos llamados a creer sin haber visto ni tocado, podremos tener la misma experiencia que tuvo Tomás, porque es en el encuentro con el amor fraterno, con el perdón de los hermanos, con la Palabra proclamada en comunidad, con el pan eucarístico compartido, que descubriremos y experimentaremos a Jesús Resucitado”.
Al finalizar la Eucaristía, el Padre Elí Quirós López en calidad de Canciller Diocesano y en nombre de Mons. Juan Miguel Castro Rojas Obispo de la Diócesis de San Isidro, compartió con los presentes una especial noticia al precisar: “con ocasión del 70 Aniversario de nuestra Diócesis, nuestro Obispo ha tenido a bien elevar a la condición de parroquia esta reciente jurisdicción, en virtud de lo cual, el domingo 21 de julio del presente año, Mons. Juan Miguel estará presidiendo la Eucaristía que marcará la creación canónica de esta nueva parroquia y el inicio de esta nueva etapa en la vida eclesial de estos pueblos. Mayores detalles sobre las comunidades que la integrarán y los sacerdotes que estarán atendiendo esta porción del Pueblo Santo, serán comunicados oportunamente según voluntad de nuestro Obispo”.
Pastoralmente, instamos a la oración ferviente y constante por este regalo que Dios por medio de la Iglesia hace a esta comunidad; al mismo tiempo que, se anuncia la visita oportuna que el Señor Obispo junto a su primer párroco, harán a cada una de las comunidades que integrarán esta parroquia en la semana previa a su constitución.
Finalmente, el Padre Elí Quirós hizo un brevísimo recuento histórico, diciendo: “Hermanos todos, han de estar alegres por la acción de Dios, recuerdo como si ahora fuera cuando Él me permitió venir a acompañarles en el año 2011 y junto a ustedes verles trabajar duramente para pagar deudas ya adquiridas de este mega proyecto, así como lograr que la entonces obra gris pudiera algún día terminarse; recuerdo haber presidido para aquel año ya la patronal en este lugar en medio de las muchas carencias, y convencer al P. Madrigal meses después en la oficina de Catedral para que nos permitiera su beneplácito de continuar celebrando aquí, cosa que conseguimos a finales de aquel periodo. Recuerdo la alegría que fue poder ya instalar permanentemente acá la reliquia que el P. Froilán había gestionado con otros benefactores, y que una soleada mañana de domingo trajimos con carroza y todo, entre cánticos y júbilo”.
“Como siempre se distinguieron ustedes, trabajaron fuerte y muy pronto el Santuario al menos en su estructura física estaba casi a punto; meses después de mi partida, pude venir a visitarles cuando con gran alegría ustedes aquel 24 de enero del 2014 vieron la consagración de su templo querido por manos de Mons. Guillermo Loría Garita. Tras arduas sesiones del Consejo Presbiteral, ya con Mons. Fray Gabriel Enrique Montero Umaña, tuvimos la dicha de que se les diera la dignidad de Santuario en abril del 2019 y; recientemente, Dios quiso por medio de Mons. Juan Miguel que el pasado 1 de junio del 2023, hace menos de un año, se considerara ya cuasiparroquia. Estando nuevamente con ustedes, puedo recordarles que todo esto es obra de Dios, por eso les insto a mirar siempre la mano de Dios, a buscar la unidad y a poner la mirada y el corazón en Él, sólo en Él, en su misericordia. Por lo demás, nosotros somos sólo siervos inútiles, que hemos hecho únicamente lo que teníamos que hacer. Que Dios los bendiga a todos”.