La mañana de este sábado 17 de agosto, se tiñó de color, alegría y calor con la presencia de tantas familias que se congregaron a celebrar la vida en el contexto del jubileo por los 70 años de vida diocesana, haciéndose presente distintos carismas de la Iglesia como los Cenáculos Familiares del Rosario, el grupo Emaús, las comisiones parroquiales de Pastoral Familiar y grupos afines a los Salesianos, entre otros.
Tras un momento de encuentro en la Feria del Agricultor, la peregrinación por las calles de San Isidro de el General estuvo marcada por el gozo de la cimarrona y la música, que sacó la alegría de propios y extraños que se sintieron identificados con el caminar de fe.
Con la bendición al ingreso de la Catedral, se dispusieron muchas personas al sacramento de la confesión, perdón ofrecido por varios sacerdotes que también se hicieron presentes a la cita; mientras la misa, presidida por Mons. Juan Miguel Castro Rojas, contó con la participación de cientos de fieles.
En la homilía, el prelado dijo: “el cristiano católico es pro vida y es pro familia, y eso debemos rescatarlo siempre en medio de tantas corrientes que pretenden enredar y ahogar la doctrina cristiana sobre la familia, lo debemos manifestar con gran orgullo, con gran alegría y defender profundamente este gran valor que debe tener la familia en medio de la sociedad”.
Sobre el rol de los miembros de la familia, Mons. Castro precisó: “el padre, la madre y el hijo, cada uno cumple una función fundamental dentro de esa familia […] padre y madre deben amarse profundamente, deben de respetarse, deben de ser fieles, deben de luchar para que ese amor se mantenga siempre firme, hasta que la muerte los separe, en medio de las dificultades que se puedan presentar en el camino; los hijos deben de honrar a sus padres, ya nos lo dice el cuarto mandamiento, honrar a padre y a madre”.
Por todo ello, “es necesario que le abramos las puertas de nuestro hogar, las puertas de nuestro corazón a Él, para que entre, para que nos penetre, para que nos purifique, para que nos llene de gracia abundantes, porque es Él quien nos indica qué es lo que debemos hacer y qué es lo más importante que debemos de realizar en nuestra vida […] debemos de ocuparnos de las cosas de nuestro Padre Dios, si en un hogar está presente nuestro Dios y oran siempre será bendecido […] de ese hogar siempre saldrán frutos abundantes, que es lo que se espera de una familia cristiana” precisó Mons. Juan Miguel.
Finalmente, y antes de vivir un momento también de esparcimiento y música, el P. Jesús Zúñiga Umaña presentó y llamó a las parejas que se prepararon como consejeras matrimoniales y quienes estarán colaborando en la acción pastoral que la Iglesia realiza en las parroquias y por medio de los CEDIOFA.