En el contexto de una Catedral totalmente remozada en su estructura interna, el Pueblo de Dios que peregrina en la Diócesis de San Isidro vivió con alegría la mañana de este 16 de diciembre, el gozo por la Ordenación Presbiteral del Diác. Michael Varela Quesada.
El hasta ahora diácono Varela es oriundo de Bolivia de Platanares, comunidad del cantón de Pérez Zeledón; este joven generaleño, nació el 10 de mayo de 1991 en San Isidro de El General, realizó sus estudios primarios en la Escuela San Gerardo de Platanares de 1997 al 2003 y la secundaria en el Colegio Técnico Profesional de Pejibaye 2004 y en el Colegio Técnico Profesional de Platanares del 2005 al 2010.
El ahora sacerdote, realizó estudios de inglés en la Universidad Nacional y estuvo en la Casa Santa María, entonces Centro Vocacional Diocesano, en los años 2013 al 2014. Tras su ingreso al seminario en el año 2015 y habiendo cumplido con el iter formativo, fue ordenado diácono el 17 de junio del 2023, fecha desde la cual ejercía su ministerio en la Parroquia San Pedro Apóstol, en Buenos Aires.
Durante la celebración de la ordenación presbiteral, Mons. Juan Miguel Castro Rojas, en su homilía, dijo: “el llamado del Señor siempre trae la certeza de que El acompaña a quien elige y le concede, no solo la gracia sacerdotal, sino también todas las gracias necesarias para que seas ese atalaya que anuncia, guía y protege a su pueblo. Hoy, Michael, te ponemos en manos del Señor y confiamos en que Él lleve a feliz término la obra que hace en ti”.
Además, el prelado invitó al nuevo sacerdote a vivir el itinerario paulino, el cual detalló en tres pasos, a saber: “Primero, comportarse de una manera digna de la vocación que has recibido: con humildad, mansedumbre y paciencia […] Segundo, mantener la unidad de la comunidad mediante el vínculo de la paz […] Tercero, edificar el Cuerpo de Cristo hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto”.
Con el Evangelio proclamado, el Obispo recordó a Varela que, “el amigo de Jesús, también, tiene algunas tareas: Primero, permanecer en el amor de Jesús. ¿Cómo? Pues muy sencillo: contemplativo ante el Santísimo Sacramento del Altar […] Segundo, cumplir los mandamientos, especialmente el mandamiento del amor […] Tercero, ser amigo de Jesús como Él nos ama”.
Finalmente, y con claridad meridiana, Mons. Juan Miguel habló al nuevo presbítero de la cuota de sacrificio que implica, “el amor verdadero implica también sufrimiento. Sufrirás cuando vivas la soledad, la incomprensión de tus fieles, los fracasos pastorales, las desilusiones y tantas situaciones que hará que tu espíritu sea fortalecido en el nombre del Señor. Toda vocación cristiana implica sufrimiento, pero también muchas alegrías. Así que no tengas miedo, el Señor siempre estará contigo para animarte”, alentó Castro Rojas.