El octavo día de la novena se desarrolló en territorio de la Cuasiparroquia de Barrio Morazán, en un día dedicado a la reflexión sobre los recursos naturales y el intercambio cultural, así como a la toma de conciencia de la necesidad de ser una Iglesia que sea alimentada por la Eucaristía.
Las actividades de este día iniciaron poco antes de las 8:00 am cuando camino a FUDEBIOL, vecinos del sector de Quebradas salieron a la vereda del camino con globos y pancartas, mientras ansiosos esperaban el paso del Obispo, quien con gran amabilidad descendió del vehículo y caminó para poder saludar y bendecir personalmente a cada uno de ellos.
Ya en FUDEBIOL, el Apostolado de la Misericordia recibió a la comitiva con un desayuno típico que se degustó en contacto con la naturaleza; posterior a un tiempo de compartir fraterno, trasladados al aula de la naturaleza, conocimos sobre el objetivo de esta Fundación, el cual es conservar la cuenca del río Quebradas y hacer posible que unos 85 mil personas se beneficien de agua en dos de los distritos del cantón de Pérez Zeledón.
Esta Fundación, según señalaron los personeros, creada desde 1989 nace para producir agua, ya que otros se quedaron solo en la construcción de infraestructura; así, sin apoyo económico de las autoridades competentes, donde ni el gobierno ni la municipalidad aportan recurso alguno, estas 76 hectáreas de reserva forestal subsiste gracias a las actividades que proyectan por medio de los servicios que ofrecen en alojamiento, capacitación, alimentación y otros.
Sin duda, valga la ocasión para que tomemos conciencia de la responsabilidad que tenemos con la casa común, y volvamos no solo la mirada sino nuestro compromiso real como personas, como organizaciones, como autoridades para defender un recurso vital, que esta en nuestras manos y del cual depende la vida.
Por otro lado, representantes de la Asada Barrantes, comentaron al Obispo Castro que ellos ofrecen este servicio desde la década de los 80, beneficiando hoy casi a un centenar de familias ubicadas en las calles Barrantes y Fallas con sus 4 nacientes y sus dos tanques de tratamiento, además de ofrecer un servicio de compromiso con la naturaleza ya que se encargan de reforestar las cuencas respectivas.
Además, el prelado pudo conocer a un grupo de mujeres que conforman ASOFEQUE, organización creada hace un cuarto de siglo debido a la necesidad de albergar jóvenes que venían de otros países a hacer voluntariado en FUDEBIOL, razón por la cual, superando una serie de obstáculos de idioma y otros, asumieron esta misión que han ido perfeccionando y ampliando servicios gracias a la capacitación recibida por el INA, siendo hoy una empresa de gran repercusión social.
Al salir de la comunidad de Quebradas se hizo una breve parada en casa de Doña Dora, vecina ferviente y de vida eucarística que ahora le aqueja el peso de la enfermedad y se recupera tras una operación. De ahí, disfrutamos de un exquisito almuerzo en casa de una familia del Barrio Unesco, espacio que sirvió para que el obispo compartiera con los miembros del Consejo Parroquial y de la Comisión de Catequesis.
Trasladados al Salón Santa Faustina, un grupo de adultos mayores conocidos como Pastoral de Oro, recibieron al Obispo con gran alegría, durante el breve encuentro pudieron mostrar sus manualidades y mediante don Antonio Barboza ofrecer al Obispo la interpretación de tres temas musicales, para finalmente, contarle al obispo sobre parte de las actividades realizadas en este último año.
A media tarde, disfrutamos del café en casa de la familia Padilla Navarro, quienes nos recibieron en su emprendimiento llamado LuxDei, centro de belleza que sirvió de ocasión propicia para contarle al Obispo sobre sus esfuerzos, sueños, triunfos y retos; y tras un rato de compartir fraterno, recibir la bendición de lo alto implorada sobre aquellos por medio del mismo pastor diocesano.
Ya en la UISIL, centro universitario ubicado en Barrio Morazán, vivimos una intensa jornada de oración ante Jesús Sacramento a cargo de los hermanos de la Renovación Carismática y del Consejo de Evangelización donde pidió a Jesús la guía y sabiduría para asumir el nuevo reto de ser parroquia, y luego se celebró la Eucaristía.
Finalmente, con el mensaje preparado por Mons. Juan Miguel Castro Rojas para este día, podemos concluir que, «como Iglesia alimentada por la Eucaristía estamos llamados a propagar el culto eucarístico en todas las comunidades para que quien busque al Señor, lo encuentre en el silencio contemplativo frente a la Hostia Santa; estamos llamados a celebrar con devoción y respeto La Eucaristía y todas las prácticas religiosas […] estamos llamados a saciarnos con el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo para ser transformadores de nuestro entorno y de nuestra casa común.»