Este jueves 28 de marzo, nuestra Iglesia en el contexto de la Semana Santa, conmemora el Lavatorio de los Pies y la Última Cena de Jesucristo con los Apóstoles. En el contexto de esta celebración y con un corazón dispuesto gran cantidad de fieles en la Catedral de San Isidro, participaron de la Solemne Eucaristía Vespertina de la Cena del Señor, la cual dio inicio a las cinco de la tarde y fue presidida por Mons. Juan Miguel Castro Rojas, obispo diocesano, y concelebrada por los sacerdotes Marcelino Castillo Sancho y Jesús Piedra Barboza.
Esta Solemne Eucaristía, contó también con la presencia de 12 fieles de la Parroquia San Isidro Labrador, quienes personificaron a los 12 apóstoles, permitiendo a los feligreses presentes y a quienes seguían la celebración por medio de Radio Sinaí 103.9 FM, vivir el rito del Lavado de los Apóstoles, el cual nos invita a meditar sobre nuestra esencia como cristianos: amar como Dios nos amó.
En su homilía, Mons. Juan Miguel hizo alusión a tres hermosos legados que Jesucristo ha querido compartir con nosotros y que vienen a fortalecer nuestro ser como cristianos. En primer lugar el Obispo se refirió a la Institución del Sacerdocio, al respecto indicó: “que importante es para la humanidad un sacerdote, no es el mejor ni el más malo, sino es uno de entre la comunidad, escogido por Dios con una misión especial, de ser instrumento para llevar las Gracias de Dios a todas las personas” y entorno a ello señaló a los fieles cuál es la misión y responsabilidad de toda la comunidad cristiana entorno a este legado que Dios nos ha dejado “orar por la santificación de los sacerdotes, orar para que hayan más vocaciones dispuesta a seguir trabajando por el Reino de Dios”, precisó.
El segundo legado al que se refirió el Obispo diocesano es la Institución de la Eucaristía, al respecto indicó que debemos ser cristianos eucarísticos, “un cristiano católico que dice que no le gusta ir a misa, no puede ser cristiano católico, porque la esencia de un cristiano católico es participar con alegría, devoción y fe sincera la eucaristía”. El Obispo diocesano recalcó que un cristiano tras participar de la eucaristía debe salir fortalecido, “venimos a encontrarnos con el Señor vivo y al encontrarnos con el Señor vivo nuestra vida se transforma. Si tenemos miedo, si tenemos soledad, si tenemos pereza, si tenemos situaciones adversas, al venir a encontrarnos con el Señor vivo, todo eso debe desaparecer del corazón de un cristiano católico, para ser cada día mejor” señaló.
Por último, Mons. Juan Miguel indicó que el tercer legado que Jesús nos regala es el mandamiento del amor pues “nos amó hasta el extremo, nos amó hasta dar su vida”; y agregó, “en el signo del lavatorio de los pies, nos recuerda la necesidad de amar y nos recuerda que debemos ser servidores los unos de los otros, que debemos vernos iguales los unos a los otros […] Todos somos hijos de Dios y debemos amarnos profundamente”. “La esencia del cristiano es amar y debiéramos amar como Jesús nos amó, hasta el extremo y que hoy Jueves Santo salgamos con un deseo de ser testigos auténticos del Señor Jesús que se ha entregado por cada uno de nosotros”, concluyó.
Esta celebración propia del Jueves Santo, culminó con la exposición del Santísimo, el cual se mantendrá expuesto en la Vigilia de Adoración, en esta noche de espera y meditación a las puertas de la Pasión del Señor.