Buenos días para todos. Un saludo muy afectuoso, muy cariñoso para todas las personas que están aquí. Al inicio de la misa me costó llegar con los padres porque todos se acercaban y todos querían saludarme. Los que no logré saludar o a los que saludé a la carrera desde aquí les mando un abrazo, un saludo muy cordial de todo corazón. También saludamos a las personas que nos han estado escuchando por medio de los medios de comunicación social, Radio Sinaí. También un saludo muy cordial y un agradecimiento a cada uno de ustedes por hacerse aquí presente, aquí hay gente de mi parroquia de origen la Parroquia de San Pablo Apóstol allá en León Cortés, también hay gente de Platanillo la parroquia donde ahorita estoy en experiencia pastoral. Bueno, veo también gente de la Parroquia de San Ramón, bueno de muchas parroquias de donde hemos estado, de Pejibaye, muchas gracias por estar aquí, muchas gracias por este momento tan hermoso que ustedes han compartido conmigo.
Y ahora soy un diácono y bien lo decía monseñor, en la Iglesia nosotros no estamos para escalar puestos y ustedes vieron lo que significa un diácono, cuando yo estaba ahí tirado en el piso, eso es lo que significa esa palabra, “aquél que está arrás del suelo”, “aquél que es humilde” diríamos en español, que se pone a nivel del humus, de la parte más fértil de la tierra, verdad. Es aquél que se pone para servir, que se pone para entregar la vida completamente al ejemplo del diácono por excelencia, el servidor por excelencia, Jesús, porque Jesucristo dijo “yo estoy aquí para servir, yo estoy en medio de ustedes como el que sirve”. Quién es más importante el que está sentado a la mesa o el que sirve. El que está sentado a la mesa para nuestros ojos humanos es el más importante, pero Jesucristo dice yo estoy en medio de ustedes como el que sirve. Jesucristo es nuestro modelo, Jesucristo es nuestro guía y él nos ha enseñado un camino a seguir.
Yo, me he comprometido con la ayuda de Dios, con la gracia de Dios a tratar de imitar a Cristo servidor, a Cristo que entrega su sangre, esta sangre que hemos bebido, que se ha contenido en este cáliz, el servidor del cáliz, es el diácono, el que entrega la sangre, la sangre por Cristo, por la Iglesia y por eso les pido también que me ayuden a pedir la gracia de Dios en todo momento, que oren por nosotros, por los que estamos en la Iglesia, por los que estamos sirviendo de una u otra manera, que oren por los que estamos ordenados, que nunca desfallezcan en la oración, yo les ofrezco también mi oración porque también me comprometí a eso, a orar con y por ustedes.
Muchas gracias, que Dios les bendiga, que Dios les pague esta muestra también de generosidad para con la Iglesia, es un regalo, un regalo para mí, sí, pero un regalo más que todo para ustedes, así que oren bastante para que el regalo les salga bueno, les salga de calidad y les dure bastante. Que Dios les bendiga. Muchas gracias.