La Diócesis de San Isidro, quiso dedicar tiempo para realizar esta celebración especial del Jubileo para Agentes de Evangelización, promoviendo un encuentro en cada una de las vicarías foráneas, propiciando así la participación del mayor número de fieles, desarrollándose verdaderas fiestas del perdón en los cinco puntos de nuestra diócesis, que se convirtieron en verdaderos epicentros de manifestación de fe. Estas celebraciones iniciaron el pasado 11 de junio en las calurosas tierras de Palmar Norte y han concluido este pasado sábado 9 de julio en las frías tierras de San Marcos de Tarrazú.
Como hemos señalado, el pasado 11 de junio, las seis parroquias de la Vicaría San Francisco peregrinaron bajo un abrazador sol y con altas temperaturas hasta la Puerta Santa, ubicada en el templo parroquial del Sagrado Corazón, en aquella oportunidad Mons. Montero recordó a San Bernabé Apóstol quien supo responder a Dios y evangelizar con particular entrega, razón por la cual hizo un llamado a los agentes a ser misioneros, les dijo “muchas personas están escondidas, desperdiciándose en la vida y es preciso que como Bernabé inspirados por el Espíritu salgamos a llamarlas y llevarlas hasta Dios”, y para realizar esta tarea también pidió poder sentir “en carne propia las necesidades de los demás”.
El sábado 18 de junio, la fiesta del perdón se vivió en San Isidro de El General, donde fueron convocadas las diez parroquias que conforman la Vicaría San Pío, en esa ocasión el Pbro. Pedro Obando, Misionero de la Misericordia, con gran sabiduría señaló que “al cruzar la Puerta Santa, debemos hacerlo con la conciencia clara de la trascendencia del Cielo, pues un día pasaremos de esta tierra a la vida eterna”. Ya en la homilía, Mons. Montero pidió a los agentes de evangelización, continuar haciendo los esfuerzos necesarios por preparar el Plan de Evangelización Parroquial que nos ayudará en la misión y nos hará posible “vivir aquellos cuatro pilares: la verdad, la justicia, la paz y el amor; los cuales se resumen en misericordia”.
Buenos Aires, junto a las dos parroquias más que conforman la Vicaría San Juan Diego, fueron testigos de esta celebración de la misericordia el pasado 25 de junio, ahí Mons. Montero exhortó a los presentes a redoblar esfuerzos para llegar cada día a más personas, pues preocupa los altos índices en deserción de los católicos. Durante la homilía, el obispo recordó que estamos en la etapa posterior al conocimiento del Plan de Evangelización, por eso luego de analizar la realidad se ha de “determinar los desafíos y plantear las líneas de acción”. Finalizó en aquella ocasión afirmando que toda esta acción “no es para unos pocos privilegiados, somos una Iglesia que anuncia, una Iglesia en salida que llega a todos, que construye fraternidad, donde seamos hermanos… y para eso es necesario superar las muchas divisiones entre nuestros agentes y construir la comunión”.
Durante un colorido jubileo preparado por la Vicaría Beato Pablo VI, las cuatro parroquias de Coto Brus, vivieron esta celebración el 2 de julio en San Vito, en aquella oportunidad el Pbro. Enrique Ureña recordó a los agentes que somos instrumentos “por medio del cual Dios lleva a cabo su obra, por medio del cual Dios actúa”. Durante la homilía, Mons. Montero hizo un especial llamado a tener cuidado con una tentación, “Dios no quiere que experimentemos una misericordia a medias, Dios no quiere perdonarnos a medias, Dios no hace nada a medias, lo que hace lo hace bien y lo hace perfectamente bien. Y cuando Él nos ama, nos ama con un amor misericordioso y ese amor es un amor que no tiene límites, no conoce límites en absoluto el amor misericordioso de Dios. Y solamente el día que lo experimentemos, dentro de nosotros, vamos a poder amar como Él nos amó”.
Así, luego de este gran recorrido, la conocida Zona de los Santos, con sus tres parroquias, vivieron como vicaría su jubileo, introducidos por un momento de Adoración Eucarística, los agentes cruzaron la Puerta Santa como lo hicieron en las demás vicarías y el obispo catequizó sobre el don de la misericordia de Dios para con nosotros, un don que requiere no olvidar la responsabilidad de la respuesta que nosotros debemos dar, la cual debe ser misericordiosa como Él, pues debemos ser “misericordiosos con nosotros mismos, con los demás y con la creación entera”, puntualizó.
Para finalizar, podríamos recordar aquella certera afirmación del Pbro. Froilán Hernández, Vicario Episcopal de Catequesis y Formación, durante el Jubileo celebrado en Catedral, cuando recordó a los presentes que los requisitos para ganar la indulgencia “no son simples requisitos, sino signos que verifican la disponibilidad de cada persona para recibir la misericordia de Dios”.